Luis Frayle: "Hay que difundir el humanismo que parte de los principios evangélicos"




Luis Frayle Delgado (Valverdón, Salamanca; 29 de enero de 1931) es un poeta, ensayista, filósofo y traductor español. Ha publicado más de sesenta libros, varios ensayos de temas filosóficos y literarios, y numerosos artículos periodísticos. Estudió en el Seminario y en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se licenció en Teología. Ordenado sacerdote en 1958 ejerció en España y en Hispanoamérica, donde fue profesor de Teología. Fue publicista en medios de comunicación escritos y radiofónicos; y recorrió en diversas misiones los países del Cono Sur de América. Vuelto a España fue profesor de Doctrina Social de la Iglesia en el Instituto de Santa Catalina de la UPSA y de Didáctica de la Religión en la Escuela Normal de Maestros de Salamanca. Se secularizó en 1970, permaneciendo en la Iglesia católica. Se licenció en Filosofía en la Universidad de Valencia, donde presentó el trabajo de investigación sobre “Un método del conocimiento en Ramon Lull” y otros ensayos filosóficos sobre diversos temas de Filosofía moderna y contemporánea. Fue profesor de Filosofía en la Escuela de Profesorado de la Universidad de Bilbao y después Agregado y catedrático de Latín en el Instituto Torres Villarroel de Salamanca. Escritor de orientación humanista, ha publicado unos sesenta libros que incluyen poemarios, ensayos de temas filosóficos y literarios, traducciones, novelas y libros de relatos. Ha escrito también numerosos artículos periodísticos.

-En estos tiempos de penuria espiritual, ¿para qué aún humanistas?

En estos tiempos de penuria espiritual y siempre. Pienso que el humanismo es una tendencia natural del ser humano. Si se admite la evolución de las especies la hominización sería la cumbre de esa evolución. La humanización y el humanismo no serían más que la búsqueda de la perfección  del hombre. Y, en contra de lo que se puede pensar y de hecho se piensa con frecuencia en la antropología actual, la evolución de las especies o evolucionismo se pueden compaginar y armonizar con el creacionismo bíblico (hemos de tener en cuenta los "géneros literarios" de la Biblia) que admite un Ser creador. Así lo defendí en una tesis de juventud y así sigo pensando ahora.

Y para responder expresamente al problema de la deshumanización  en  la actualidad, en primer lugar creo que estamos en una época muy compleja y en conjunto la sociedad está deshumanizada. Las causas son también complejas y múltiples y no es el momento de analizarlas. Incluso el hecho mismo sería difícil de definir y determinar su alcance y profundidad. Pero creo que podemos señalar algunos síntomas visibles, como podrían ser el auge del  materialismo, donde la figura dominante es el “homo oeconomicus”; y el desprecio del espiritualismo. Sin olvidar el “animalismo”, que es la elevación de los animales a categoría humana, de manera que creo que no tardarán en aparecer psicólogos para perros y otras mascotas. Sabemos que el ser humano y la sociedad tienen dos caras visibles: una la del hombre cultivado, donde muchos ven el espíritu, de cualquier manera que sea; la otra, la del salvaje. Ahora pienso que aparece mucho más el salvaje que se deja llevar de sus instintos. Por consiguiente es necesario que fomentemos y difundamos el humanismo hasta conseguir que se vea la cara humana de la sociedad.

- ¿Qué puede aportar a una sociedad atenazada por el consumismo compulsivo y la frivolidad rampante el conocimiento, incluso el amor por el legado de la cultura occidental, por el arte antiguo, por la poesía de todos los tiempos?

Por supuesto que todo lo que sean valores del espíritu es mostrar la cara más humana del hombre. Y entre esos valores están la cultura y el arte. Creo que una de las causas de la deshumanización en Europa es la renuncia,  incluso expresa en su Constitución, a la tradición y cultura cristiana enraizadas en el pensamiento y el arte griego, trasmitidos y difundidos por Roma, con las aportaciones propias sobre todo en el Derecho.

La cultura europea es de larga tradición  y, por decirlo de alguna manera, es la que ha civilizado los países de Occidente, que a su vez han llevado la cultura al continente americano. El momento histórico más importante, crucial, es el Renacimiento, término definitorio del hecho mismo: el renacer del pensamiento y la cultura clásica, que da lugar a la Edad Moderna, Aquí se enmarca como hecho fundamental el Humanismo cristiano europeo. Durante ese periodo, cuyo centro y culmen es el siglo XVI, aparecen los pensadores y escritores que reviven la tradición clásica en los aspectos filológicos, retóricos y literarios, sobre todo con el seguimiento de Marco Tulio Cicerón, florecimiento sobre todo de la retórica al que llamamos  ciceronianismo. Aportaron además su saber al acerbo cultural con su pensamiento que denominamos Philosophia Christi. Por citar algunos, Erasmo y Juan Luis Vives.

Pero no hemos de olvidar que la tradición cultural europea viene de más lejos. La Edad Media, aunque tuviera momentos oscuros, pienso que no fue tan oscura y tuvo momentos luminosos. Tomás de Aquino en la Suma Teológica cristianiza en el siglo XIII a Aristóteles actualizando así el pensamiento griego. En el mismo siglo Ramon Llul un pensador polifacético. Pero ya antes podemos citar a pensadores del siglo XII, como Hildegard von Bingen e Isaac de Stella.  El Renacimiento tenía abierto el camino. En el XV Lorenzo Valla en una obra fundamental, El verdadero y el falso bien, hace hablar de nuevo a los pensadores y poetas del clasicismo tanto griego como latinos.

El arte es siempre una parte fundamental de la cultura, y lo fue en la cultura occidental. Fue esta una cultura enraizada también en el cristianismo Así el arte del Renacimiento europeo, con frecuencia muy intercohesionado en sus diversas ramas, bebió en las fuentes del cristianismo y de la historia y la mitología clásica. Recordemos sólo, como confirmación, el descubrimiento de la arquitectura y la escultura de Gracia y Roma y la profusión, en paralelo, de los temas cristianos y mitológicos en la pintura renacentista.

En cuanto a la poesía, aunque algunos tipos y formas de poesía sean minoritarios en la actualidad, es, sin embargo, y ha sido de hecho un vehículo del conocimiento, además de plasmación de la belleza. Es una de las ramas del arte, el arte de la palabra. Por consiguiente es  en sí misma la poesía una manera de elevación del espíritu humano, del fomento del gusto por la belleza y el cultivo de los sentimientos. En fin una forma de alejamiento del materialismo y de lo más bajo del hombre, acercándose  a lo más divino, es decir lo más próximo a la divinidad. En la actualidad, con tantos medios de comunicación y difusión a nuestro alcance, es más fácil que la poesía llegue a sectores más amplios de la sociedad. Puede ser, por tanto, un vehículo para fomentar la belleza, la interiorización, la verdad, en una palabra el humanismo.

- Como traductor, usted ha desempeñado y sigue desempeñando una ímproba labor de divulgación de la tradición humanística. ¿Cuáles son sus autores de cabecera, entre los grecolatinos, y también entre los renacentistas?

Desde que descubrí el humanismo he dedicado unos veinticinco años a traducir y comentar autores del humanismo renacentista y algunos clásicos latinos. Lo he considerado una misión que se me encomendaba y tenía que cumplir. Mis libros están hechos para  la divulgación. He elegido  obras que considero asequibles y pueden llegar a la gente.

Mis autores son los que en cada momento se me han ido presentando y cuando me eran accesibles en sus textos originales. De los renacentistas, dos: Erasmo de Róterdam y Juan Luis Vives. De Vives he traducido y comentado lo que me ha parecido más importante de su Philosophia Christi: Sabiduría,  Antropología, Pacifismo e incluso Humanitarismo en El socorro de los pobres.  De Erasmo, dos breves pero importantes obritas con el tema de la defensa del pacifismo. De Cicerón algunas obritas que he considerado claves de su pensamiento. 

En capítulo aparte pongo al dominico Francisco de Vitoria,  teólogo y jurista de la Universidad de Salamanca. Creo que he traducido y comentado su obra fundamental: trece “relecciones” y las lecciones ordinarias sobre la ley y la justicia, comentarios a Tomás de Aquino. Lo considero un gran humanista sobre todo por sus aportaciones en el derecho natural y el Derecho de Gentes, aplicado al descubrimiento y conquista de América. Y como fundador del Derecho Internacional moderno.

Todas esas obras pueden verse en mi blog. 

- El materialismo ha dejado a Occidente en las raspas. ¿Cómo volver a atraer a las masas a la fe inmarcesible del cristianismo, donde el corazón rejuvenece ante la perspectiva de la eternidad?

No es fácil la respuesta. Creo que a nosotros sólo nos toca hacer lo que está de nuestra parte, de acuerdo a los principios cristianos, difundir ideas que eleven el espíritu humano. Creo que hay que empezar por aceptar el misterio de la existencia humana y el mismo misterio de Dios. La existencia del bien y del mal es un hecho que parte del corazón, de la voluntad del hombre; sigue siendo un gran  problema, aunque la filosofía y la teología aporten soluciones. La solución práctica es hacer lo que podamos para que triúnfe el bien sobre el mal. Y bajando a la realidad, difundir el humanismo cristiano que parte de los principios evangélicos. Incluso aceptar el pensamiento y la acción de todos los que colaboren en la elevación de la sociedad, en oponerse al materialismo y fomentar el espiritualismo. 






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Madrid 23-24 de marzo de 2023

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